Entrevista exclusiva con la directora creativa de la firma nupcial IMMACLÉ, para descubrir la magia detrás de cada diseño.

En un rincón del Mediterráneo, entre telas delicadas y patrones con alma, nacen los vestidos de IMMACLÉ. Desde su atelier en Canet de Mar y Madrid, Imma y su equipo dan vida a creaciones únicas, hechas a mano con mimo y mucha escucha. Cada vestido es un reflejo sincero de la novia que lo lleva, moldeado con libertad, detalle y corazón. Hoy nos abrimos a su universo creativo, donde el diseño se convierte en ritual y cada puntada, en un acto de amor.

Fotos: Barcelona Bridal Week

— En Cosmic Love creemos mucho en el poder del ritual. ¿Qué rituales o momentos especiales rodean el proceso de creación de un vestido IMMACLÉ, desde la primera idea hasta que la novia lo viste por primera vez?

En IMMACLÉ, cada vestido nace desde un suspiro creativo muy íntimo. El primer paso siempre es la conexión: con la inspiración, con las telas, con la historia que queremos contar. Después llega el dibujo, el trazo libre que empieza a dar forma al alma del vestido. Cuando una novia entra en nuestro universo, empieza un ritual de escucha profunda: entender quién es, cómo sueña, qué desea transmitir. A partir de ahí, el vestido se convierte en una extensión de su esencia. Hay una magia muy especial en el momento de la primera prueba… cuando se prueba su vestido y se crea un momento emocionante. Es un ritual de amor y belleza compartida.

— El pasado mes de abril desfilaste por primera vez en la Barcelona Bridal Week, ¿qué se siente al ver que tu universo creativo pisa una de las pasarelas más importantes del mundo nupcial?

Fue una emoción difícil de poner en palabras. Ver que ese universo tan nuestro, íntimo, delicado y libre, se mostraba por primera vez al mundo de esa forma tan viva, fue un sueño hecho realidad. Nervios, orgullo, mucha gratitud. Era como ver florecer años de trabajo, de intuición, de lucha, de amor por lo que hacemos. El desfile fue una celebración de nuestra historia y un grito de libertad boho-chic.

“Fuera corsés rígidos. Que el vestido abrace, no oprima.”

— ¿Qué tiene que tener un vestido para que digas: “esto es 100% IMMACLÉ”?

Alma. Eso que no se ve, pero se siente. Un vestido IMMACLÉ tiene que emocionar, hablar de la mujer que lo lleva sin que ella diga nada. Tiene que tener esa mezcla de nostalgia, poesía, delicadeza y valentía. Esa capacidad de ser único sin gritar, de ser sofisticado sin perder frescura. Y sobre todo, tiene que tener verdad.

— ¿Cómo traduces el alma de una novia en un diseño? ¿Hay algo que siempre preguntes al principio?

Siempre pregunto cómo se imagina el momento de caminar hacia su persona. Esa imagen nos da muchas pistas sobre su esencia. Escuchar, observar sus gestos, sus silencios, sus ilusiones… es casi un ejercicio de intuición. Nuestro proceso es muy artesanal, pero también muy emocional. Queremos que se sientan libres, auténticas, en paz con su reflejo.

— ¿Cuál ha sido el desafío más loco que te ha propuesto una clienta?

Hará unos quince años, una novia de Mallorca que se casaba embarazada me pidió que le hiciera su vestido. Ella estaba embarazada y fue todo muy rápido, en una de sus pruebas ya estaba de cinco meses, no le permitían volar y no podía venir. No podía dejarla sin su vestido, así que mi modista y yo volamos hasta Mallorca para hacerle la prueba allí. Fue un desafío logístico, pero también una experiencia muy humana y emotiva. Me reafirmó en lo importante que es estar al lado de nuestras novias, incluso en los momentos más imprevisibles.

Fotos: Barcelona Bridal Week

“La tendencia que viene es autenticidad.”

— ¿Qué tendencia nupcial crees que ya deberíamos dejar atrás?

El corsé rígido y la idea de perfección absoluta. Cada cuerpo es perfecto tal como es, y un vestido tiene que abrazar, no oprimir. Apostamos por siluetas que acompañan, por comodidad sin renunciar a la belleza. La tendencia que viene es la autenticidad.

— ¿Qué accesorio o detalle inesperado crees que va a tener protagonismo próximamente?

Creo que los collares XXL vienen con fuerza, en todas sus versiones. Muy largos, en dorado, lisos o con detalles que cuentan una historia. También los pendientes extralargos, que aportan personalidad y un toque artístico. Son accesorios que convierten un look en algo único, con carácter y alma.

— ¿Qué te inspira fuera del mundo nupcial? ¿Una ciudad, una canción, una película?

Viajar es, sin duda, mi mayor fuente de inspiración. Me transforma. Muchas ciudades me inspiran, pero Marrakech tiene algo muy especial: una ciudad sagrada con sus contrastes, su caos, sus texturas, sus colores tierra, sus olores. Es un lugar donde los sentidos se despiertan.
En cuanto a música, me quedo con Lana del Rey, una de las artistas que dieron música a mi desfile. Me inspira esa mezcla de glamour nostálgico, sensibilidad y estética vintage que lleva dentro.
Y en el cine, In the Mood for Love de Wong Kar-wai es una joya visual que siempre me emociona. La estética, los encuadres, la melancolía… todo en ella es inspiración pura.

— Si el universo tuviera una ceremonia mágica… ¿cómo sería el look nupcial ideal?

Sería un vestido etéreo, como suspendido en el tiempo. Con alma. De esos que no solo se ven, sino que se sienten. Con una energía mística y sagrada, que conecte con algo más profundo. Que vista no solo el cuerpo, sino también el alma de quien lo lleva.